La mayoría de los combustibles líquidos tienen una densidad menor que el agua, lo que ocasiona que floten. No solamente no se produce la extinción en estos casos, sino que adicionalmente, el incendio se dispersa por efecto del movimiento del combustible sobre el agua. En estos casos, se debe emplear un sistema de espuma.
Los sistemas de espuma generan una emulsión que captura en pequeñas burbujas, generando una capa que aísla el combustible del oxígeno.
La formación de espuma se realiza mediante la mezcla intima de agua con un emulsor en una proporción preestablecida, produciéndose luego el ingreso de aire por medio del flujo turbulentos.